miércoles, 26 de enero de 2011

Bienvenido a MacJournal!



A partir de ahora usaré MacJournal para mis dos blogs... 
Miren qué fácil...

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What's new in version 5?


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  • Open more than one MacJournal document at a time and save them wherever you want, or just use the default document and never worry about saving.
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lunes, 24 de enero de 2011

Ponerse en forma

¿De verdad, Palou piensa que es necesario ponerse en forma para escribir una novela?, se preguntará el lector de este curioso blog. Y sí, le responderé positivamente. Pero como decía el descuartizador, vayamos por partes:
1.  Ponerse fisicamente en forma implica estar en óptimas condiciones. Habrá quien nade, quien camine, quien corra e incluso quien vaya al gimnasio a levantar pesas. No importa. George Simenon necesitaba sólo nueve días para escribir una novela  y por ello antes de reservar ese espacio de tiempo en el que no salía de casa, ni contestaba correspondencia o teléfono, iba al médico a hacerse un chequeo. Debía no sólo sentirse sino estar bien durante esa cantidad de días seguidos. Nada mal para un novelista de su calidad.
2. Estar en forma literaria, esto si bien es más difícil de determinar sí puede ponderarse. Tengo todos lo elementos que necesito a mi alcance (investigación, notas, pero también mis útiles de escritura, cuaderno, lápices -como Steinbeck- o mi computadora). Simplifica antes de empezar, como un cocinero que antes de encender el fuego e iniciar su labor ya está listo con todos los ingredientes cortados, preparados, justos para su alquimia. Define entonces tu mise en place literaria.
3. Estar en forma espiritual o mental si se quiere para escribir. No estar con la cabeza en otro lado o con el corazón marchito y destrozado, al menos que uno sea Lautrèmont y lo necesite para sus Cantos de Maldoror personales.
4. Tener el espacio ya no sólo de tiempo -como Simenon-, sino físico para escribir. Puede ser la habitación propia que buscaba Virginia Woolf o simplemente una buena mesa al lado de la ventana y del sol y del barullo en un café. No importa. Reservado el tiempo y el lugar, manos a la obra.

martes, 18 de enero de 2011

Ahora sí, manos a la obra

El arte de novelar se pone bueno, cachondo, íntimo. Después de todos los posts anteriores, ahora en lugar de teorizar, discutir, aforismear (que es como orinar fuera del aforismo), voy que vuelo sobre una bitácora de escritura, revisión de obsesiones, plática informal sobre mi propio trabajo cotidiano en medio, o mejor al principio por ahora, de una nueva novela.
Primeras reflexiones... ta ta ta taaan: mi diatriba contra el realismo lírico actual, las novelas que sólo leen escritores, llenas de elementos poéticos a la fuerza, clichés disfrazados de originalidad:
1. Cegarse -centrarse- en la forma, asignándole así no sólo un valor, sino él valor, es un acto ideológico (en el entendido de ideología como falsa conciencia que usaba el marxismo y sigue vigente con Zizek: lo que no nos permite ver la realidad). Pensar que la forma es esencial es una enajenación fatal. Lo esencial necesita una forma, es cierto, pero como sabía bien Durkheim: la forma es formante, produce ella misma contenido. Por eso estoy contra la mistificación o fetichización de la forma. !Muera Flaubert y sus seguidores, legión de impostores!
2. La canonización de la forma -hacerla la sustancia de lo literario- ha producido en la llamada posmodernidad un realismo lírico mercancia cuyo valor es la circulación del propio valor, la supuesta pertenencia a una tradición clásica. Estas novelas están casi tan bien hechas que son el resultado previsible de la manufactura, producto de una revolución industrial de la que no se han podido salir. Son simulacros: representan el lugar vacío del sentido.
3. La forma es una pulsión en el sentido lacaniano, un eterno circular en torno del objeto, Es un placer generado por el propio fracaso repetido.
4. Benjamin: La vida pura es una alegoría del capítalismo. Nunca más cierto. Como la forma pura, un vacío.
5. Por eso Borges escribía desde los subgéneros, subvirtiéndolos. La muerte y la brújula, por ejemplo.
6. Mis propias obsesiones, lo contrario de la forma: serle fiel al contenido, escuchar al tema, dejarlo que me guíe al tono, a la voz de la novela. Ella me dará la forma, no a la inversa.